Algún día en 1890, ingleses y criollos juegan un partido de fútbol. Un inglés es asediado por un rival que no ve, pero un compañero le avisa: “One behind you”. La fonética de la frase se queda en la cabeza de Héctor, un criollo. Ahora, los criollos llevan el balón y un inglés se acerca veloz. Héctor grita: “¡Guambia!”. “Me distrajo, compadre”, le reprochan. “Le quise avisar que tenía uno cerca”, se explica Héctor. En las décadas siguientes, la expresión se popularizó y superó los límites del fútbol, y es que en la vida siempre es bueno tener un amigo que te avise que te están por llevar la globa.
El sabor de nuestra lengua